Fábula: Diógenes el cínico de viaje
Estaba viajando Diógenes de Sinope (más conocido por Diógenes el cínico) y llego a la orilla de un rió donde las aguas estaban muy revueltas debido a la corriente caudalosa, se detuvo confuso si saber qué hacer. Un hombre que estaba en el rio y que siempre acostumbraba a pasar a las personas a la otra orilla del rió viendo que Diógenes el cínico estaba indeciso, se le acerco, y le subió en sus hombros para trasladarlo al otro lado del rió.
Diógenes entonces comenzó a reprocharse la pobreza que padecía, y que le impedía recompensar a aquel hombre que lo había trasladado. Y estaba pensando en ello, cuando se dio cuenta que el mismo hombre cogió en hombros a otro viajero que no podía cruzar el rió y lo paso a la otra orilla; entonces Diógenes se le acercó al hombre que le había ayudo a cruzar el rió y le dijo lo siguiente:
No tengo porque agradecerte el que me hayas ayudado a cruzar el rió ya que veo que lo que haces, no lo haces por razonamiento, sino por manía.
Moraleja de la fábula: Diógenes el cínico de viaje
La moraleja de la fábula nos dice que cuando hacemos un bien, tanto a personas agradecidas o desagradecidas, sin duda nos calificaran de ingenuos o que somos unos tontos. Pero esto no debe desanimarnos, ya que tarde o temprano las buenas obras son recompensadas con creces.