Fábula: El hombre y el sátiro
Dícese que en otro tiempo un hombre concertó un pacto de amistad con un sátiro. Llegó el invierno y con él el frío; el hombre arrimaba las manos a la boca y soplaba en ellas. Preguntó el sátiro por qué lo hacía. Repuso que se calentaba la mano a causa del frío.
A la hora de comer los alimentos estaban muy calientes, y el hombre, cogiéndolos a trocitos, los acercaba a la boca y soplaba en ellos. Preguntó otra vez el sátiro por qué lo hacía. Contestó que enfriaba la comida porque estaba muy caliente.
¡Pues escucha, exclamó el sátiro, renuncio a tu amistad porque lo mismo soplas con la boca lo que está frío que lo que está caliente.
Moraleja de: El hombre y el sátiro
No nos confundamos con aquellos que nos presentan o aparentan incertidumbre en sus actos.
El hombre y el sátiro
Muy lucrativo, me sirvio para una tarea de mi hija….. Los
Felicito… Gracias
son muy fome que
aburrido jajajaja