Fábula: El hombre y el león de oro
Un avaro que también era de ánimo apocado encontró un león de oro, y púsose a decir:
¿Qué hacer en este trance? El espanto paraliza mi razón; el ansia de riqueza por un lado y el miedo por otro me desgarran. Qué azar o qué dios ha hecho un león de oro.
Lo que me sucede llena mi alma de turbación; quiero el oro, y temo la obra hecha con oro; el deseo me empuja a cogerlo, y mi natural a dejarlo.
¡Oh fortuna que ofrece y que no permite tomar!
¡Oh tesoro que no da placer!
¡Oh favor de un dios que es un suplicio!
¿Qué haré para que venga a mis manos? Volveré con mis esclavos para coger el león con esta tropa de amigos, mientras yo miro desde lejos.
Moraleja de: El hombre y el león de oro
No es correcto acaparar riquezas para no usarlas nosotros ni dejarlas usar a los demás. Aprovechémoslas para ponerlas al servicio de todos, incluidos nosotros mismos.
El hombre y el león de oro